domingo, 9 de marzo de 2008

born like this into this...

Le quieres de tal forma que cuando estás con ella te sientes literalmente morir. Y no creíste que jamás pudiera pasarte tal cosa. Así es que puedes cambiar, y lo dices con seguridad, una (tu) vida de setenta años por setenta horas con ella, o quizás setenta y dos, si contamos los tres días.

Sí, en cuanto ella abrió la boca y te habló, quedaste flechado, y lo sabes bien. Y ya te ha llegado lo que nunca creíste que te podría llegar, porque no creías que existiera, no hay motivos para que trates de negarlo, ya que sabes que es una cosa real y que está contigo desde el instante en que ella salió de aquel pórtico metálico en Chacao con su maquillaje corrido, su mirada brillante y unas ganas incontenibles de abrazarte. Te flechó entonces, y lo sabes, de manera que ¿porqué mentir? te sentiste extraño interiormente cada vez que la mirabas y cada vez que ella te miraba a ti. No podías dejar de pensar en si hiciste bien o no en elegir esa camisa de algodón arrugado, pero al final nada importó.

Bueno, eso es lo que te ha pasado, y harías muy bien en reconocerlo,, quizás ya no tendrás dos noches enteras, o siquiera una, para pasarla con ella. No tendrás una vida por delante, ni una vida en común, ni todo eso que la gente considera normal que se tenga; quizás no tendrás nada de eso. Una noche, que ya ha pasado, un momento, aquella tarde de Noviembre, esta tarde, y una noche que está por venir; que quizás llegue. Eso es todo.

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